viernes, 21 de mayo de 2010

BEBÉS ALÉRGICOS


Se estima que uno de cada cinco niños que visita al pediatra presenta una enfermedad alérgica y que más del 20 por ciento de los niños en edad escolar se ven afectados por dicho trastorno. Este problema puede afectar también a muy temprana edad, incluso a bebés de pocos meses.

¿SABIAS QUE...?

Si una persona es alérgica, tener descendencia con posibilidades de desarrollar alergias ronda el 25%, y si ambos, padre y madre, lo son, tales posibilidades ascienden al 75%. No obstante, lo que en realidad se hereda no es la alergia, sino la predisposición a hacerse alérgico. En otras palabras, nadie nace alérgico, sino que la alergia se desarrolla con el paso del tiempo.

CUIDADO CON LOS ÁCAROS DEL POLVO

» La exposición temprana a los ácaros del polvo en el hogar se relaciona con la alta incidencia de alergia de los niños a estos microorganismos, de lo que se deriva la conveniencia de tomar medidas para controlarlos y erradicarlos.

» Estas medidas incluyen el uso de fundas plásticas con cremallera en las almohadas y colchones y el lavado de la ropa de cama con agua caliente cada semana.

» La humedad relativa del aire en espacios interiores debe mantenerse por debajo del 50 por ciento para inhibir el crecimiento de ácaros.

» Evitar el uso de humidificadores o vaporizadores ya que aumentan la humedad. Si es posible deben retirarse del cuarto del bebé las alfombras, los muebles tapizados y los objetos que acumulan polvo.

» El desarrollo de alergias a animales en los niños recién nacidos se relaciona con la presencia de animales peludos en las casas. Estas alergias se desencadenan por las proteínas presentes en la saliva, orina y caspa de ciertos animales con pelo, incluidos los perros, gatos, conejos y roedores. Por esta razón, durante sus primeros años de vida, los bebés de familias alérgicas no deben estar expuestos a estas mascotas.

ALIMENTACIÓN VIGILADA

Otro factor muy importante desencadenante de alergias reside en algunos alimentos, que en los niños predispuestos pueden dar origen a graves reacciones que van desde irritaciones hasta la temida anafilaxia (fallo sistémico provocado por una reacción exagerada del organismo ante determinadas sustancias ajenas al mismo).

Según la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología, la principal estrategia para prevenir alergias a los alimentos es retardar la exposición a los mismos, incluidos los líquidos potencialmente alergénicos, pues los recién nacidos pueden ser más susceptibles a una sensibilización frente a determinados alimentos que los niños mayores.

Les deben dar el pecho a sus bebés, si es posible, por lo menos durante cuatro a seis meses, ya que es mucho menos probable que la leche materna produzca reacciones alérgicas; además, es capaz de potenciar el sistema inmunológico del pequeño, con lo que de entrada se fortalecen las defensas de éste contra las infecciones respiratorias.

Para los bebés que no puedan ser alimentados con leche materna, se cuenta en la actualidad con las "leches maternizadas", cuya composición varía en nutrientes, número de calorías, sabor, capacidad para ser digerida y coste. Su fórmula se acerca bastante a la leche natural materna, y además viene enriquecida con vitaminas y minerales, aunque carece de la capacidad inmunológica que confiere la leche procedente de la madre. En cualquier caso, la administración de estos productos requiere la supervisión del pediatra.



FUENTE: Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología (AAAAI).

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